En un entierro primario
de Santa Rosa (Cauca), se halló una muestra de
carbón que se fechó en 630 d. C. Otro trozo de carbón contenido en
una urna funeraria de un hipogeo se fechó de 850 d. C.
Sin embargo, el
reconocimiento técnico de la zona arqueológica de Tierradentro y el
conocimiento público de las importantes reliquias prehispánicas que allí se
encuentran, puede decirse que se inicia sólo a partir del año de 1936, época en
la cual el Gobernador del Departamento del Cauca,
doctor Alfredo Navia, después de haber tenido ocasión de visitar la región,
envió al doctor Georg Burg, geólogo profesor de la Universidad del Cauca, para que hiciera un
estudio detenido en la zona.
Una de las tareas iniciales
del investigador Burg, fue el reconocimiento de los principales sitios
arqueológicos conocidos por los campesinos e indígenas de la comarca,
especialmente los sepulcros situados en las lomas de Segovia y San Andrés y las
estatuas de piedra del lugar denominado El Tablón.
Posteriormente hizo varios
viajes a través del territorio, en el que logró localizar gran número de
sepulcros y conoció objetos de cerámica y de industria lítica procedentes de varios
sitios. Igualmente levantó el mapa
geológico de Tierradentro. Recorrió el curso del río Ullucos, los
lugares de Suin y Chinas, Vitoncó, Loma Alta y los ríos Malvasá y Negro de
Narvaéz.
A partir de sus recorridos
descubrió algunas estatuas, reconoció muchos sepulcros y excavó varios, al
tiempo que recogió valiosas colecciones de cerámica y de industria lítica. El
centro principal de sus excavaciones estuvo localizado en San Andrés de
Pisimbalá, en donde inició trabajos en el mes de mayo del año de 1936,
patrocinado por la Universidad del Cauca.
Al lado de sus estudios
geológicos y sus excavaciones arqueológicas, el doctor Burg construyó cobertizos para
proteger los sepulcros excavados e hizo limpiar aquellos que fueron explorados
en épocas anteriores por los buscadores de tesoros. También inició la
construcción de trochas y otras vías de acceso a los sitios donde están
situados los monumentos que reconoció. De todos estos trabajos rindió informe a
la Universidad del Cauca y a la Gobernación Departamental.
En el mes de junio del mismo
año, el Ministerio de Educación Nacional comisionó
al arqueólogo don Gregorio Hernández de Alba para que
hiciera una revisión de los trabajos adelantados por el doctor Burg y para que
continuara las excavaciones en esta zona arqueológica. Después de varios viajes
de reconocimiento, Hernández de Alba inició exploraciones en varios sitios de
Tierradentro, con las cuales se dio comienzo, por así decirlo, al estudio
sistemático de los monumentos prehispánicos.
Los sitios visitados y
estudiados por este investigador fueron los siguientes: San Andrés de
Pisimbalá, Alto del Grillo, El
Aguacate, El Tablón, Vivorá, El Rodeo, Pedregal, Las Tapias, Topa, La Plata, Ricaurte, Cohetando, Belalcázar, Calderas, Avirama Viejo, Togoima, Santa Rosa, El Hato, El Marne y
otros.
Monumentos arqueológicos
Estatua del hipogeo.
Detalle del área del
hipogeo.
Detalle de los muros del
sitio arqueológico.
Después de San Agustín, el Parque Arqueológico de
Tierradentro ocupa un lugar muy señalado en la arqueología colombina en lo que
se relaciona con el carácter monumental de las reliquias que allí se conservan.
Los monumentos arqueológicos
se encuentran en un nudo montañoso de forma triangular, de terreno en extremo
accidentado, y que tiene como vértice el Nevado del Huila, al lado de los páramos de Las Casitas,
Moras, El Brujo, Las Delicias y Guanacas.
El territorio tiene buena
parte de su extensión en el piso térmico templado (18 a 20 o C) y está
atravesado de norte a sur por el río Páez, el cual constituye, con el
Ullucos y con la quebrada San Andrés, la principal vía de acceso a la comarca.
La constitución geológica de
los terrenos de esta zona y el carácter torrentoso de las corrientes de agua
que la avenan, han determinado una acción erosiva muy notable en el territorio,
ocasionando la formación de profundos cañones y estrechos valles sobre los
cuales caen en forma abrupta las faldas de las colinas que los circundan.
Las terrazas de
origen aluvial,
parece que han sido, a través de todos los tiempos, los lugares escogidos para
la habitación humana, en tanto que las necrópolis se localizan en la cima de
colinas, en lugares de difícil acceso y generalmente eminentes.
Las reliquias arqueológicas
de Tierradentro están constituidas por estatuas de
piedra, suntuosos templos subterráneos, labrados en la roca viva y decorados
profusamente con pintura de varios colores de motivos generalmente geométricos, cerámica y
otros objetos hallados en las tumbas, al lado de los cadáveres. Los sitios
principales en donde están emplazados los monumentos, son los siguientes: San
Andrés, El Hato, El Marne, El Rodeo, El Tablón, Segovia, Loma Alta, Belalcázar,
Alto del Grillo y otros.
El municipio de Inzá y
particularmente su corregimiento San Andrés, constituyen la región donde se
localizan las reliquias más notables y donde han tenido su asiento las
comisiones de técnicos que se han ocupado del estudio de esta cultura
arqueológica.
Los hipogeos o
tumbas colectivas monumentales con cámaras subterráneas reproducen el interior
de viviendas, donde se practicaban entierros secundarios de huesos exhumados,
en urnas. Sus paredes están decoradas con diseños antropomorfos, geométricos y zoomorfos de
lagartijas, serpientes y ciempiés en colores rojo, negro y blanco.
También se conoce que los
constructores de estos hipogeos realizaban entierros primarios, para lo que
excavaban tumbas de pozo poco profundas con una pequeña cámara lateral, donde
colocaban objetos como metales, manos de moler, collares y vasijas de cerámica.
Las tumbas e hipogeos se agrupan en cementerios, ubicados en cimas de colinas
aplanadas para tal fin o en los filos de las montañas, cerca de los lugares de
vivienda.
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